lunes, 17 de septiembre de 2018
Historia de Adam.
Ayer por la noche me desperté en mitad de la noche. Fui a beber agua, y cuando iba a coger la botella de la nevera, mi gato se quedó mirándome fijamente. Cuando movía la cabeza, sus ojos cambiaban de color. Y adonde quiera que yo iba, él me perseguía. Creo que quería jugar. Volví a mi cuarto para dormir, pero el minino me lamía la ropa y no me dejaba en paz. Finalmente decidí enterrarme en las mantas y así conseguí que se fuera. O eso creía yo; porque al volver a despertarme para ir al baño, me lo encontré acostado encima de mi cabeza.
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