Os voy a contar lo que me pasó una vez en mitad del campo.
Yo iba paseando con mi perra Sirita. Vimos una cerca en la que había un montón de espárragos. Yo pensé: «Alaaaa, qué montón de espárragos. Si cojo unos cuantos, esta noche puedo hacerme una tortilla» De manera que me subí a una encina y salté una pared de piedra para entrar.
Una vez dentro me puse a coger espárragos como un loco ¡Había un montón! En pocos minutos junté un buen manojo, y
ya me disponía a irme de allí cuando... Al darme la vuelta, como a unos dos metros de mi, vi un enorme caballo negro con los ojos como el carbón, mirándome de frente y resoplando. Sin duda estaba enfadado. Lentamente empecé a caminar hacia atrás; y él se puso a dar coces contra el suelo. Me entró el miedo, me di la vuelta y eché a correr. Eso fue lo peor que pude haber hecho. El animal, furioso, se puso a perseguirme con la intención de aplastarme con sus cascos. Yo corría y corría, pero el caballo corría más que yo. Ya sentía su aliento cerca de mí. Y justo en ese momento... Mi perra Sirita apareció ladrando como una fiera, tirándose a las patas del caballo y mordiéndole con fiereza. Eso me dio el tiempo justo para llegar a la pared, saltar y ponerme a salvo. Luego Sirita consiguió escapar por un hueco de la pared, y juntos volvimos a casa, contentos porque nada nos había pasado.
Y los espárragos !? 😂😂
ResponderEliminarJajaja. Los espárragos para casa también. No está la cosa para tirar :-)
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