martes, 12 de marzo de 2019

El violín encantado XXX.

Resultado de imagen de dos saltando desde un precipicio al agua
Arroyo cercano a Bràsov.

  • ¿Qué hacemos? - Dijo Pèrlav jadeante, con la cara desencajada por el miedo y la fatiga, apollando los brazos sobre las rodillas - No puedo correr más. Me asfixio.
  • ¡Tenemos que saltar! - respondió Admir también jadeante.
  • ¿Estás loco o qué?
  • No tengas miedo. Conozco este arrollo, y por aquí tiene bastante profundidad. Solo tenemos que tener cuidado de caer justo en la zona donde el agua es más oscura. Venga, a la de tres ¡Uno! ¡Dos! ¡Tr...!
  • ¡Para, para, para! ¡Me da miedo!
  • ¡Dame la mano y saltamos! ¡Ya!
  • ¡Ahhhhhhhh!
Resultado de imagen de saltar al río
Admir y Pèrlav saltando.
Volaron desde lo alto del precipicio hasta la superficie del arroyo. Se zambulleron con los pies por delante, desapareciendo en la profunda poza de aguas negras. Un segundo. Dos, tres, cuatro, cinco... ¡y los dos aparecieron buceando desde el fondo! El agua estaba muy fría, pues provenía de lo más alto de las montañas. Nadaron hasta la orilla, escalaron las rocas del borde y se sentaron al sol, resoplando empapados. Miraron hacia arriba. En lo alto del precipicio, allá en la colina, el oso ya no estaba.

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