martes, 2 de abril de 2019

Instrumentos para medir el paso del tiempo. Historia.

Actualmente los seres humanos tenemos instrumentos muy precisos para medir el tiempo: relojes atómicos, la hora internacional de Internet... Incluso el más humilde reloj de pulsera es un artilugio bastante preciso. Pero no siempre fue así. Vamos a hacer un repaso por la historia de los dispositivos que se han utilizado desde antiguo para medir el tiempo.

Hace mucho mucho tiempo...

La primera forma que tuvo el ser humano de medir el transcurso del tiempo fueron el paso de los días y las cuatro estaciones. También las estrellas, que van cambiando en el cielo a lo largo del año. Sin embargo esta forma de medida era muy genérica; y pronto se empezó a trabajar e investigar para mejorar el asunto. Y así se llegó a...

Stonehenge y los calendarios solares.
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Stonehenge.

Los seres humanos nos dimos cuenta de que el sol no está siempre en la misma posición en el cielo. A veces está más bajo (invierno) y a veces más alto. Así, hace unos 5.100 años, nuestros antepasados empezaron a construir estructuras que servían para medir el año. Eran calendarios solares que funcionaban con la sombra que proyectaban. El más famoso de ellos es Stonehenge, que está hecho en piedra.

Los relojes de sol.
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Reloj de Sol.

Nuestros antepasados también se dieron cuenta de que el sol, cada día, tiene un recorrido fijo en el cielo. Sale por el este, y se pone por el oeste. Así, también apreciaron que poniendo un palito en el suelo, la sombra de éste podía indicar la hora: A las 12 del mediodía la sombra se proyecta recta, apuntando al norte; a las 6 de la tarde, antes de que el sol se ponga, está casi totalmente acostada, apuntando al este; y por la mañana, nada más amanecer, la sombra estaba acostada completamente apuntando hacia el oeste.

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Clepsidra.
La clepsidra.

No obstante con los relojes de sol había un problema: los días nublados no funcionaban; al igual que tampoco funcionaban de noche. Por fortuna, los antiguos egipcios encontraron la solución: la clepsidra. La clepsidra es un reloj de agua; un gran recipiente lleno que se va vaciando poco a poco; y en su vaciado, marca las horas que han transcurrido.

El reloj de vela y el reloj de arena.

Más tarde, ya en tiempos de los antiguos romanos (hace 2.000 años) se inventaron el reloj de arena y el reloj de vela. El primero, el de arena, es conocido casi por todo el mundo: son dos compartimentos de vidrio en los que hay arena. La arena pasa de un espacio a otro, en tramos de media hora o una hora. Cuando la arena ha pasado por completo de un globo al otro, hay que darle la vuelta al reloj.

El reloj de vela también es muy sencillo: consiste en una vela que, al consumirse, va marcando el transcurso del tiempo (ver dibujo)


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Reloj de arena.
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Reloj de vela.

Relojes modernos.

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Grand Horloge.
 Hace más o menos 600 años la relojería comenzó a ser lo que es hoy en día. Empezaron a aparecer los primeros relojes mecánicos, que en esencia son parecidos a los relojes de pulsera que tenemos hoy en día: por dentro están llenos de piezas y engranajes que al moverse hacen que las agujas del reloj marquen las horas, minutos y segundos de manera precisa. La única diferencia era el tamaño: aquellos primeros relojes eran enormes (como el Gran Horloge, en Rouen) y tenían que ser montados en torres, ocupando una habitación entera.
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Reloj atómico.

Actualmente tenemos relojes muy muy exactos. Son los relojes atómicos, tan precisos que se atrasan solo... ¡¡Un segundo cada 30.000 años!!

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