Francisco: Al recuperarse un poco de todo lo que le había sucedido con
todos los golpes, se dio cuenta de que la pared con la que había
chocado era un gran palacio abandonado, pero que estaba
en perfecto estado a pesar de los años que allí llevaba.
Beatriz, que tan curiosa era, por saber que pudiera haber allí,
decidió entrar. Aunque el miedo corría por todo su cuerpo
al pensar qué se podría encontrar.
Paula: Buscó la puerta para acceder al palacio. Dio varias vueltas alrededor;
pero solo veía muros muy altos. No se dio por vencida. Decidió sentarse
en una piedra que encontró frente al edificio para intentar averiguar
el acceso. De repente, justo a su lado, comenzó a escuchar una risa
que no le inspiró confianza. Una risa que venía desde dentro del palacio.
Comenzó a poner su oído por todas las paredes para averiguar si esa
voz provenía del interior. Por fin lo averiguó: sí; había una pequeña
puerta abierta, pero la tapaban las ramas de los helechos.
Jaime: Apartó las ramas y entró. Estaba todo muy oscuro.
La niña cogió un palo y algo de pasto seco; y con la
goma del pelo hizo un hatillo para fabricar una
antorcha. Luego hizo chispas con dos piedras y
consiguió prenderla.
Estaba todo sucio y abandonado. De repente volvió
a escuchar la risa. Al fondo vio una escalera y
decidió subir a la segunda planta. Se detuvo. Tenía
mucho miedo y preguntó: «¿quién anda ahí?» Frente
a Beatriz una gran sombra negra apareció. Se acercaba
a ella cada vez más. Se movía. La niña pegó un grito,
y de repente la sombra se transformó en un conejo.
Sofía:
Beatriz se quedó helada; no podía creer lo que estaba viendo ¿Un conejo
que habla? ¡No podía ser!
de ella flotaba una anciana huesuda con los ojos en blanco.
Continuación de Héctor: Beatriz se dio cuenta de que esa anciana era una bruja del bosque.
Corrió y corrió y se encontró la escoba mágica de la bruja. Beatriz,
sin pensarlo dos veces, montó en ella y voló hasta llegar al castillo de
las nubes. Allí encontró al príncipe encerrado en una mazmorra. Pero la
bruja, que sabía volar sin escoba, también llegó al castillo, encerrando
a Beatriz junto al príncipe.
Continuación de Adam: La anciana huesuda le dio un mapa para guiarse fácilmente por las habitaciones
del palacio. Beatriz, haciendo caso a la anciana, empezó a recorrer el edificio.
Después de mucho tiempo dentro tuvo sed, y buscó un lugar donde beber. Encontró
una puerta abierta que daba a una escalera, que a su vez bajaba a un sótano. Beatriz
bajó, y de repente... La puerta se cerró tras de ella. Ahora estaba encerrada. Siguió
bajando y encontró una bifurcación. Uno de los pasillos conducía a un pantano y el otro
se internaba en un gran salón del palacio, lleno de espejos.
Nota: Juan Francisco optó por continuar a partir del texto de Adam.
Dentro del castillo, Beatriz empezó a gritar.
- ¿Quién vive ahí? ¿Hay alguien? ¿Hola? - Nadie contestaba.
El palacio estaba muy oscuro, con muchas telarañas. Se escuchaban
ruidos de animales muy extraños. Beatriz estaba muy asustada. De
repente, una voz muy baja y bastante lejana le dijo: "¡Socorro! ¡Ayuda!"
La niña anduvo por todo el lugar buscando esa voz, y en una de las
puertas ella entró, llegando a un laberinto bastante extraño lleno de
animales de granja. Beatriz se quedó impactada al verlos. Se puso
a ayudar y a dar de comer a todos aquellos animales del laberinto.
Beatriz conoció a los animales. Después de unos cuantos días por fin
hallaron la salida; pero los animales no la acompañaron. Tuvo que
despedirse de ellos. Se sentía triste, pero consiguió irse. Encontró dos
puertas. En la primera escuchó: "¡¡SOY RICO!!" Y en la segunda escuchó:
"¡SOCORRO!¡AYUDA! Entró en la segunda, y allí había una bruja y un
mago luchando contra un chico llamado Marco. El chico se parecía mucho
a ella. Allí también estaba el príncipe encerrado. Le dijo Beatriz a Marco:
"¿Quién eres?" Mientras, la bruja y el mago se fueron a por una poción
de enfermedad. Beatriz y Marco se dieron cuenta de que eran hermanos.
Los dos malvados le tiraron la poción a Beatriz, y ésta se durmió.
Marcos cogió a Beatriz en brazos y huyó para ponerla a salvo. Cuando
despistó a la bruja fue en busca del príncipe para ayudar a Beatriz.
Cuando lo encontró le soltó de sus cadenas y fueron a la habitación donde
estaba encerrada.
- Dale un beso, por favor.
- ¡No puedo! Si lo hago se convertirá en un animal de granja.
El príncipe la besó en la mejilla y Beatriz se convirtió en un gato.
Y el príncipe le dio a Beatriz una poción y se le
curó la cara, y se fueron a casa. Se encontraron
con la bruja, y le quitaron su varita. La varita les
convirtió en monstruo y a la bruja también y después
la bruja se fue al palacio.
Sofía:
- ¡Corre! - gritó el conejo.
Beatriz se quedó helada; no podía creer lo que estaba viendo ¿Un conejo
que habla? ¡No podía ser!
- ¡CORRE! - volvió a gritar. Entonces Beatriz empezó a correr con todas susfuerzas, sin rumbo; y mientras lo hacía sólo podía pensar en una cosa: "¿por qué ese conejo le gritaba que corriese?"
de ella flotaba una anciana huesuda con los ojos en blanco.
Continuación de Héctor: Beatriz se dio cuenta de que esa anciana era una bruja del bosque.
Corrió y corrió y se encontró la escoba mágica de la bruja. Beatriz,
sin pensarlo dos veces, montó en ella y voló hasta llegar al castillo de
las nubes. Allí encontró al príncipe encerrado en una mazmorra. Pero la
bruja, que sabía volar sin escoba, también llegó al castillo, encerrando
a Beatriz junto al príncipe.
Continuación de Adam: La anciana huesuda le dio un mapa para guiarse fácilmente por las habitaciones
del palacio. Beatriz, haciendo caso a la anciana, empezó a recorrer el edificio.
Después de mucho tiempo dentro tuvo sed, y buscó un lugar donde beber. Encontró
una puerta abierta que daba a una escalera, que a su vez bajaba a un sótano. Beatriz
bajó, y de repente... La puerta se cerró tras de ella. Ahora estaba encerrada. Siguió
bajando y encontró una bifurcación. Uno de los pasillos conducía a un pantano y el otro
se internaba en un gran salón del palacio, lleno de espejos.
Nota: Juan Francisco optó por continuar a partir del texto de Adam.
Dentro del castillo, Beatriz empezó a gritar.
- ¿Quién vive ahí? ¿Hay alguien? ¿Hola? - Nadie contestaba.
El palacio estaba muy oscuro, con muchas telarañas. Se escuchaban
ruidos de animales muy extraños. Beatriz estaba muy asustada. De
repente, una voz muy baja y bastante lejana le dijo: "¡Socorro! ¡Ayuda!"
La niña anduvo por todo el lugar buscando esa voz, y en una de las
puertas ella entró, llegando a un laberinto bastante extraño lleno de
animales de granja. Beatriz se quedó impactada al verlos. Se puso
a ayudar y a dar de comer a todos aquellos animales del laberinto.
Beatriz conoció a los animales. Después de unos cuantos días por fin
hallaron la salida; pero los animales no la acompañaron. Tuvo que
despedirse de ellos. Se sentía triste, pero consiguió irse. Encontró dos
puertas. En la primera escuchó: "¡¡SOY RICO!!" Y en la segunda escuchó:
"¡SOCORRO!¡AYUDA! Entró en la segunda, y allí había una bruja y un
mago luchando contra un chico llamado Marco. El chico se parecía mucho
a ella. Allí también estaba el príncipe encerrado. Le dijo Beatriz a Marco:
"¿Quién eres?" Mientras, la bruja y el mago se fueron a por una poción
de enfermedad. Beatriz y Marco se dieron cuenta de que eran hermanos.
Los dos malvados le tiraron la poción a Beatriz, y ésta se durmió.
Marcos cogió a Beatriz en brazos y huyó para ponerla a salvo. Cuando
despistó a la bruja fue en busca del príncipe para ayudar a Beatriz.
Cuando lo encontró le soltó de sus cadenas y fueron a la habitación donde
estaba encerrada.
- Dale un beso, por favor.
- ¡No puedo! Si lo hago se convertirá en un animal de granja.
El príncipe la besó en la mejilla y Beatriz se convirtió en un gato.
Y el príncipe le dio a Beatriz una poción y se le
curó la cara, y se fueron a casa. Se encontraron
con la bruja, y le quitaron su varita. La varita les
convirtió en monstruo y a la bruja también y después
la bruja se fue al palacio.
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