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Violín antiguo. |
Admir
estuvo más de cuarenta días trabajando. Y por fin terminó. Limpió
el instrumento con un paño, lo dejó encima de su mesa de trabajo y
se sentó a contemplarlo. Era bonito. Más oscuro que de costumbre.
Más pequeño que los que él solía hacer. Pero bonito al fin y al
cabo. Después de haberlo mirado durante más de una hora se levantó,
se fue al cobertizo trasero a lavarse, se puso ropa limpia y fue a
buscar a Pèrlav. Hacía mucho que no le veía, y deseaba hablar con
él para disculparse por haber estado tanto tiempo sin verle. Irían
a tomar algo juntos y luego probarían el nuevo violín.
Cuando
llegó a casa de Pèrlav se encontró las puertas abiertas, y un
montón de soldados armados con lanzas y espadas. Estaban buscando
algo, porque habían revuelto toda la casa: los armarios estaban
abiertos, la ropa amontonada en el suelo, las mesas patas arriba, los
platos y vasos hechos añicos...
-
¿Qué
pasa aquí?
-
Siga
circulando, caballero. Aquí no se le ha perdido nada.
-
¿Dónde
está Pèrlav?
-
¿Conoce
usted a Pèrlav Bodinescu?
-
Sí.
Es mi amigo ¿Le ha pasado algo?
-
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Casa Sfatului. |
Su
amigo está detenido en las mazmorras de la casa Sfatului. Está
acusado de robo. Hace dos noches, Pèrlav Bodinescu estaba tocando
con otros músicos en casa del Barón Molodin. Cuando la fiesta ya
acababa una sirvienta advirtió que faltaban varias cucharas de
plata y una... una copa de oro. Hemos registrado las viviendas de la gente
que estuvo en la fiesta. Las cucharas han aparecido en el estuche
del violín de su amigo, por lo que todos pensamos que él es el
culpable del robo. Ahora estamos buscando la copa de oro, que seguro
estará escondida en algún rincón de la casa. Mañana Pèrlav
Bodinescu comparecerá ante el juez, y posiblemente le corten las
manos ¡Así castigamos a los ladrones en Brasov!
-
¡Pero
eso es una barbaridad! Si le cortáis las manos Pèrlav no podrá
coger nada, ni comer, ni lavarse, ni vestirse. Y tampoco podrá
tocar el violín. Y no podrá trabajar ni ganar dinero, y se volverá
pobre y desgraciado. Además, sinceramente, no creo que Pèrlav haya
robado nada. No le hace falta, puesto que gana muchos florines con
los conciertos que ofrece.
-
Si
quieres defender a tu amigo, ve ante el juez y explícale todo lo
que quieras. Yo simplemente soy un soldado, y me limito a cumplir
las órdenes que recibo ¡Buenos días!
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