Admir
esperó allí de pie mientras el carcelero bajaba a las mazmorras. Al
poco tiempo regresó con Zöer, que traía una sonrisa de oreja a
oreja. Admir dejó los cinco florines sobre la mesa, y el panadero
fue inmediatamente liberado. Juntos salieron a la calle.
Torre negra, Brásov. |
- Muchas gracias, amigo -dijo el panadero - ¿Cómo se llama el hombre al que debo agradecerle mi libertad?
- Soy Admir ¿Me contarás ahora dónde está mi amigo?
- Te voy a contar todo lo que pasó ayer por la tarde. Es lo menos que puedo hacer por la persona que me ha sacado de la cárcel. Verás – prosiguió – Cuando daban las siete, llegaron a la cárcel cuatro hombres. Uno de ellos era el Barón Molodin.
- Sí, eso ya lo sé. Yo mismo los vi cabalgando hacia aquí.
- Bueno, pues el caso es que mantuvieron una conversación con tu amigo. Estuvieron hablando de una copa de oro. Los cuatro hombres insistían en preguntar a Pèrlav dónde estaba la copa; pero él no decía ni mu. Incluso llegaron a golpearle repetidas veces; pero como si nada. Después de un rato, viendo que con los golpes no conseguían nada, le sacaron de la celda y se lo llevaron escaleras arriba. Lo último que oí decir fue "¡A la Torre Negra"! Así que supongo que estará allí.Yo que tú me daría prisa en encontrarle.
- ¡Grazias, Zöer!
- Gracias a ti, Admir. Me has sacado de la cárcel, y no lo olvidaré. Si algún día necesitas algo, estaré ahí para ayudarte.
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