Admir
echó a correr hacia la Torre Negra, que no quedaba lejos de la casa
Sfatului. Por el camino volvió a hablar con Alur.
- Alur, no tengo ni idea de cómo voy a entrar en la Torre Negra.
- Tenemos que esperar a que sea de noche – respondió el violín - Ahora son las cuatro y media. Dentro de dos horas oscurecerá, y será mucho más fácil acercarse y colarse sin ser visto. Yo que tú iría aproximándome a la zona, para ver qué se cuece por allí.
Bràsov visto desde la Torre Negra. |
A
estas alturas Admir ya no dudaba en hacer caso a los consejos de
Alur. Tanto si era real como imaginaria, aquella voz le decía
siempre lo que había que hacer, aconsejándole sabiamente. Ya habría
tiempo de hacer comprobaciones y averiguaciones sobre el violín
cuando todo se resolviera. Ahora la prioridad era rescatar a Pérlav,
y ver en qué lío andaba metido. Porque no había duda de que todo
aquello era mucho más que un simple robo. El Barón Molodin, los
tres hombres que le acompañaban, la copa de oro, el interrogatorio
en la casa Sfatului, el traslado a la Torre Negra... A cada segundo
que pasaba la historia se complicaba más y más. Admir caminó
deprisa, y en pocos minutos llegó al lugar indicado.
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