Ayer Manuel me quiso acompañar a mi casa. Bajamos por el ascensor. Llegamos al garaje y abrimos la puerta para entrar en él. Pero, ¡oh, demonios! La puerta se cerró antes de que pudiéramos salir. Intentamos por todos los medios buscar escapatoria. Una hora entera pasó, y
allí seguíamos, llorando, sin que nadie nos ayudara. La luz se apagaba cada dos por tres.
Finalmente, por pura suerte, a oscuras, conseguimos darle a un botón que abrió la puerta del garaje. Salimos de allí pitando, hacia la casa de Manuel, con el susto en el cuerpo.
Jaja que bueno ellos asustados..Y la que les cayó cuando llegaron
ResponderEliminarYa me lo imagino, ya... Ufff :-) :-)
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