martes, 4 de diciembre de 2018

El violín encantado VIII


Fueron al taller. Entraron y se acercaron a la estufa.
  • ¿Antolina, ves algo dentro de la estufa?
  • Sí, un violín ¿Por qué lo quieres quemar? ¿No te gusta?
  • Vamos violín, dile algo a Antolina – dijo Admir. Pero el violín no respondió.
  • Uhhh... - respondió Antolina - Admir, querido, creo que se te ha ido un poco la cabeza. Los violines no hablan.
  • Te digo que sí, Antolina. Hace un momento he hablado con este instrumento. Y ayer noche quise quemarlo y mira, no ha ardido. Y me quiere dar consejos, y ayudar a Pèrlav a salir de la cárcel.
  • Qué raro eres, Admir. Mira, me voy. Estás loco de remate, oye. Cuando te encuentres mejor hablamos ¡Adiós!

Antolina se fue de allí entre asustada y preocupada, murmurando no sé qué. Seguro que contaría a todo el mundo que el carpintero estaba como una cabra, y que pobrecito muchacho, con lo buena gente que era, y que hay que ver cómo se ponen las cabezas de respirar barniz, y que bla bla bla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario