miércoles, 12 de diciembre de 2018

El violín encantado XI


Admir se arrimó al otro ventanuco y volvió a repetir la llamada. En esta ocasión no recibió respuesta alguna. Volvió al primer ventanuco y dijo:
  • ¡Ehh, señor prisionero!
  • ¿Siiii?
  • Verá, he hablado por el otro ventanuco, pero no me responde nadie.
  • Ahh, entonces es que ya se lo han llevado. Ayer por la tarde, cuando daban las siete, se oyó mucho jaleo. Voces, gritos, lamentos y todo eso. Si no está aquí, sólo puede estar en un sito.
  • ¿Dónde? - preguntó Admir.
  • No tan rápido, amiguito. Si quieres que te diga dónde está Pèrlav, primero quiero algo a cambio. Hace una semana que estoy aquí encerrado ¿Podrías pagar los 5 florines de oro que cuesta mi libertad?
  • ¿Cómo te llamas?
  • Zöer.
  • Eso es mucho dinero, Zöer. Déjame que piense.
  • Pues piensa rápido. Puede que el verdugo esté ya afilando el cuchillo que cortará las manos de tu amigo.


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